El futbol mexicano perdió a uno de sus más grandes arquitectos. Manuel Lapuente, exjugador y director técnico, falleció a los 81 años, dejando una herencia que trasciende títulos y estadísticas. “Manolo”, como lo llamaban colegas y aficionados, fue un hombre que entendió el futbol no solo como un juego, sino como una forma de construir identidad.

Su carrera fue ejemplar. En los banquillos levantó cinco títulos de Liga MX: dos con Puebla, dos con Necaxa y uno con América, rompiendo con la larga sequía de los azulcremas en 2002. Pero más allá de los trofeos, Lapuente representó una manera de dirigir: disciplina táctica, trabajo silencioso y resultados contundentes. Fue el técnico de una generación que aún recuerda con emoción aquella final de la Copa Confederaciones de 1999,

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