Se acercan las que, tal vez, sean las fechas más especiales del año, esas que todo el mundo espera con ganas. La Navidad tiene un espíritu que invita a disfrutar de paseos bajo las luces, a salir en busca de regalos y, cómo no, a visitar los mercadillos navideños que cada año se celebran en España. Y es que en nuestro país encontramos mercados tan tradicionales como el de la Plaza Mayor de Madrid o el de la Catedral de Barcelona . Sin embargo, si te apetece viajar un poco más y buscas el más encantador de Europa, tendrás que poner rumbo a Estonia , donde encontrarás, el pequeño mercadillo de Navidad que puedes visitar en un sólo día. Es encantador, y se encuentra en su capital.
De hecho, en pleno corazón de su diminuta capital, Tallin, el mercado de Navidad que se celebra cada año, logra reunir todo lo que hace especiales estas fechas con puestos, luces, y puestos en los que comer o tomar algo caliente. No es un lugar gigantesco ni lleno de artificios, pero precisamente ahí está su encanto: es acogedor y además de lo más tradicional, perfectos para los que siempre buscan una Navidad de postal. No es de extrañar entonces, que cada invierno, miles de viajeros llegan desde distintos puntos de Europa atraídos por su fama, y ninguno se va indiferente. Ya sea por la historia que respira la ciudad vieja o por la calidez con la que los estonios celebran la llegada del Adviento, el Mercado de Navidad de Tallin se ha convertido en uno de los imprescindibles de la temporada. Si tienes ocasión de visitarlo, verás que en una sola jornada lo puedes hacer pero eso sí, no lo olvidarás nunca y querrás volver cada año.
Así es el mercadillo navideño de Tallin
El Mercado de Navidad de Tallin (en estonio, Tallinna Jõuluturg) se celebra cada año en la Plaza del Ayuntamiento (Raekoja Plats), en pleno centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Las fechas de este año por si quieres visitarlo son del 12 de noviembre al 27 de diciembre, con horario de 10 de la mañana a 8 de la tarde.
No es un mercadillo gigantesco, es más un mercadillo que recuerda al que antes he mencionado de la Plaza Mayor de Madrid, pero el centro de Tallin es tan bonito y parece tan de cuento, que sin duda es uno de los mejores para visitar en invierno. El centro del mercadillo es además el gigante árbol de Navidad que suelen poner en el centro de la plaza y que además está marcado de simbolismo. Según los registros históricos, fue en ese mismo lugar se colocó el primer árbol de Navidad público del mundo, en 1441 . De este modo, año, el Ayuntamiento organiza un concurso para elegir el nuevo árbol, que no sólo debe tener una altura de entre 15 y 18 metros sino que además, la forma tiene que ser perfecta.
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Y cuando se coloca, se celebra una fiesta con música, la presencia de Santa Claus y el arranque del mercadillo que además, marca también el comienzo de la Navidad en la ciudad. En torno a ese mismo árbol se ponen las casetas que forman el mercadillo . Todas ellas de madera e iluminadas con guirnaldas.
¿Y qué podemos encontrar en este mercadillo de Navidad en la capital de Estonia? Pues evidentemente todo tipo de adornos navideños y elementos para celebrar esta época, pero también tejidos de lana y manoplas hechas a mano, e incluso cerámica, velas, juguetes de madera o dulces típicos . Todo tiene ese aire artesanal y cuidado que hace que cada detalle parezca pensado para regalar o llevarse como recuerdo.
Y si lo tuyo es la gastronomía, este mercadillo es un pequeño paraíso. Alrededor puedes encontrar también puestos de comida, o puedes elegir alguno de los restaurantes de la capital, en los que sirven platos tradicionales (que son además perfectos para combatir el frío) como el cerdo asado con puré de patatas y chucrut, la morcilla con mermelada de arándanos rojos o la sopa de champiñones servida dentro de un pan redondo. Y para beber, nada mejor que un vaso de glögi , el vino caliente especiado que llena el aire de aroma a canela y clavo. Lo sirven con o sin alcohol, y desde hace unos años se utilizan vasos y platos reutilizables, por lo que se cobra un pequeño depósito que se devuelve al entregarlos, una muestra del compromiso ambiental que caracteriza a Estonia.
Pero esto no es todo, durante los fines de semana, el escenario del mercado cobra vida ya que acoge música coral, bailes tradicionales, conciertos y villancico s, creando un ambiente alegre y cercano. Y uno de los momentos más especiales llega con la declaración de la paz navideña, una tradición de más de 300 años en la que el alcalde invita a los vecinos a vivir las fiestas con calma y armonía. Es un acto sencillo, pero profundamente simbólico.
Para los más pequeños, la cabaña de Santa Claus es parada obligatoria. Allí, Papá Noel recibe cartas y reparte caramelos, mientras en la plaza giran los carruseles y la nieve cae lentamente sobre los tejados rojos de la ciudad vieja. Es difícil no dejarse llevar por la sensación de estar dentro de un cuento, con las luces reflejándose en el hielo y el sonido de los coros de fondo.
Visitar el mercadillo de Tallin no requiere más de un día, pero su recuerdo dura mucho más . Quizá por eso, año tras año, sigue apareciendo entre los más bellos de Europa, aunque si viajas a Estonia, comprobarás que hay otros mercados que merece la pena visitar como el Tartu , con su pista de hielo y sus pabellones de cristal iluminados, o el de Lottemaa , un lugar mágico pensado para los niños. Pero si hay uno que resume lo que significa la Navidad en el norte, ese, sin duda, es el de Tallin.

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