Este domingo tocó frotarse las manos recordando que habíamos dormido una hora más. En estos agobiantes tiempos que vivimos, engañar al reloj para permanecer unos minutos más en la cama constituye una novedad que deja de serlo cuando se repite cada año y siempre precedida de una polémica que se remonta sin consenso a hace decenas de años. Los argumentos a favor o en contra del cambio horario siempre parecen estar agotados, pero al final la realidad es que siempre se toman vacaciones cada seis meses.

Nunca me aclaré si su origen responde, como he escuchado de pequeño, a la propensión de Franco a halagar a Hitler imponiendo el mismo horario que Alemania y reafirmando así las diferencias con el Reino Unido, incluso dividiendo el horario nacional entre el que rige en la Península y el que es t

See Full Page