Un puñado de componentes baratos y un poco de paciencia bastan para asomarse al espacio . Las grandes antenas que envían señales a miles de kilómetros parecen inalcanzables, pero la realidad demuestra que su seguridad puede depender de aparatos que caben en una azotea . Ese acceso, limitado solo por el ingenio, ha revelado un riesgo enorme que afecta a todo el planeta.

Una investigación de la Universidad de California mostró que casi la mitad de los satélites geoestacionarios transmite datos sensibles sin ningún tipo de cifrado . Según explicó el estudio publicado por esa institución, los investigadores lograron interceptar comunicaciones desde California utilizando un sistema casero de unos 750 euros . Entre los datos obtenidos había llamadas y mensajes de usuarios de T-Mobile, información de aerolíneas, transmisiones de plataformas petrolíferas y comunicaciones de organismos militares y eléctricos.

Un experimento casero destapa el descuido de las grandes operadoras

El equipo descubrió que incluso infraestructuras críticas envían información operativa sin proteger . Al interceptar las señales, pudieron acceder a registros de la marina estadounidense y del ejército mexicano , además de datos logísticos vinculados con operaciones y localizaciones de helicópteros. Las señales también procedían de torres celulares remotas y de servicios públicos que usan satélites por falta de conexión terrestre.

El sistema empleado incluía un plato receptor de 185 euros, un soporte con motor de 195 y una tarjeta sintonizadora de 230. En total, el montaje no superó los 750 euros. Aaron Schulman , profesor de la Universidad de California en San Diego, explicó en Wired que los operadores “pensaban que nadie iba a mirar hacia arriba” y que ese supuesto anonimato funcionaba como método de seguridad . El estudio se desarrolló durante tres años y analizó 39 satélites desde un edificio universitario en La Jolla.

El grupo registró más de 2.700 números de teléfono de clientes de T-Mobile en apenas nueve horas, junto con parte de sus llamadas y mensajes. También captaron tráfico de internet de aerolíneas y comunicaciones corporativas de entidades como Walmart-México, Santander México y Banjército.

El equipo señaló que muchas de estas transmisiones forman parte del tráfico interno que conecta torres alejadas con las redes centrales de las operadoras , un proceso conocido como backhaul satelital.

Las compañías afectadas reaccionan con medidas de emergencia

T-Mobile respondió a Gizmodo que había corregido una “configuración técnica de un proveedor” que afectaba a un número limitado de estaciones en zonas despobladas. La compañía añadió que ya aplica cifrado SIP en todo el país para proteger el intercambio de datos entre teléfonos y la red principal, incluyendo el contenido de llamadas y mensajes. Tras recibir la notificación, Walmart y otras empresas revisaron sus sistemas y confirmaron la implantación de medidas adicionales .

Los investigadores notificaron a todos los organismos afectados y verificaron posteriormente que las correcciones se habían implementado . También detectaron que algunas transmisiones de barcos militares estadounidenses y de autoridades mexicanas sobre narcotráfico estaban expuestas, lo que confirmó la amplitud del problema.

La falta de cifrado se debía, según los autores, a razones económicas y de eficiencia . En algunos casos, proteger las señales encarece el servicio o ralentiza las comunicaciones , mientras que en otros se desactiva por error sin que el sistema lo indique.

Matt Blaze , experto en criptografía, recordó que estas vulnerabilidades son conocidas desde hace tiempo , aunque fueron ignoradas por confiar en la distancia espacial como barrera natural. Los autores del estudio preparan herramientas de código abierto para analizar señales satelitales y fomentar la adopción de cifrado universal, aunque reconocen que ese paso requiere prudencia para evitar un uso indebido por parte de actores con fines ilícitos.

El hallazgo, presentado en una conferencia de la Association for Computing Machinery en Taiwán, deja en evidencia que la seguridad orbital depende tanto del espacio como del suelo . Las señales que cruzan el cielo a diario pueden revelar llamadas, rutas o transacciones, y la tecnología para acceder a ellas cuesta menos que un ordenador de gama media . Ese desequilibrio entre coste y riesgo convierte a los satélites en el punto más vulnerable de la infraestructura digital moderna.