Quien esté asesorando al Gobierno andaluz en la comunicación de la crisis de los cribados se está luciendo, en lo gordo y en el matiz. Más allá de la transparencia (diría, siendo magnánima, que intermitente y con un amplio margen de mejora) sobre el número de afectadas, la contratación de profesionales, el acceso guadianesco a los historiales, la resolución de los casos…; de poco vale hacer dimitir a la anterior consejera si el nuevo tacha prácticamente de insidiosas a las mujeres que han levantado la liebre. Los gestos, además de ágiles, han de ser enterizos: quienes destapan el problema no son la causa del mismo, sino las que lo padecen.

Voy con el matiz, arriba referido, y después con lo gordo. Desde el 15 de octubre, la Consejería antes conocida como “de Salud y Consumo”, ha pasado a

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