No hablaron de películas ni de agendas. Tampoco de los años que se fueron. Solo de lo que queda cuando el ruido se apaga: el silencio que entienden mejor que cualquier palabra.

“Aprovecha, aprende de todos, escucha y llévate lo que a ti te funcione” . Esa frase, dicha desde lejos, se convirtió en brújula. Kailey, ahora de 22 años, no busca reflejos en el nombre de su padre. En el set de Bajo Un Fuego , donde las locaciones parecen salidas de un sueño caribeño, ella se mueve con la calma de quien ya sabe que el talento no se hereda, se construye. Con un cuaderno en la mochila, anota gestos, pausas, tonos. Pregunta. Observa. Y cuando William Levy corrige un gesto con ese tono de voz que todos conocen, ella asiente —no por obediencia, sino por respeto—.

Las imágenes que subió —pocas, s

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