El volcán más potente del Mediterráneo, el Etna , se encuentra en un estado de actividad que preocupa a los expertos , quienes advierten que podría entrar en erupción en cualquier momento. Aunque la tecnología actual permite un seguimiento más detallado de los fenómenos naturales, aún no es posible predecir con exactitud cuándo se producirá una erupción.
El aumento de la actividad sísmica y de las emisiones de gases en la región mediterránea ha alertado a los científico s, que insisten en la necesidad de reforzar los sistemas de vigilancia y prevención. Este fenómeno, que afecta a una de las zonas volcánicas más activas del mundo, representa un riesgo tanto para la población como para el medio ambiente.
Según un informe del medio italiano Ecoblog , «en los últimos meses, los expertos han monitoreado con especial atención un aumento en la sismicidad y en las emisiones de gases volcánicos procedentes del Etna». Los análisis del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV ) indican «un aumento de la presión en el sistema magmático subyacente, factor que podría preceder a una erupción significativa». También se han detectado «numerosos terremotos de baja intensidad pero con frecuencia creciente», acompañados de un incremento en la emisión de dióxido de azufre, indicador clave de una posible reactivación.
Las autoridades italianas han intensificado los protocolos de emergencia y los planes de evacuación para las zonas más expuesta s. El Etna, con más de 3.300 metros de altura y un flujo constante de visitantes, requiere medidas de seguridad adicionales para evitar incidentes graves.
Los especialistas advierten además que «la presencia de miles de turistas en las zonas cercanas al Etna representa un reto importante para la protección civil». Las erupciones anteriores han demostrado el impacto que puede tener este tipo de fenómenos: las cenizas volcánicas pueden afectar la calidad del aire, dañar infraestructuras y forzar la suspensión temporal de vuelos y actividades turísticas.
En los últimos meses, algunos senderos y áreas naturales han sido cerrados de manera preventiva, mientras se insta a los visitantes a respetar las recomendaciones oficiales y evitar incursiones en zonas restringidas.
Los expertos coinciden en que la situación del Etna refleja una tendencia global de aumento en la actividad sísmica, que podría marcar una etapa de mayor inestabilidad geológica en el Mediterráneo.

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