Rosalía no aparece con luces ni coros en este nuevo capítulo. Aparece vestida de ordinario : camiseta de algodón, manos ocupadas, mirada que no busca ser vista, pero que no puede ocultar el vacío.
En el primer minuto del videoclip, nadie sospecha que lo que se despliega es una ópera. No hay trajes de escenario, ni escenarios construidos. Solo una casa, una lavadora, una cama deshecha. Y luego, como si el aire se rompiera, “Ich weiss, dass du gehst” —una voz que no parece humana, sino ancestral— se eleva sobre cuerdas que no vienen de un estudio, sino de algún lugar entre el alma y el eco de una ciudad que nunca duerme.
El nombre del tema, Berghain , no es casual. No es un homenaje a la discoteca berlinesa, aunque ahí esté su sombra. Es una metáfora: un lugar donde se entra sin per

El Diario de Sonora

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