La ola de éxitos no se detuvo ahí. Leonardo Tecotl , de apenas 13 años, desarmó a sus rivales con una velocidad que parecía fuera de su edad. Su técnica en pointfighting —cortos, rápidos, casi invisibles— fue comparada por un entrenador argentino con la de un “reloj suizo con puños”. Junto a él, Joyson Hernández y Paúl Barbosa completaron un trío de oro en la categoría infantil y cadetes menores, todos ellos con el mismo patrón: disciplina silenciosa, sin redes sociales, sin influencers, solo rutina y un padre que los llevaba en motocicleta a cada torneo del país.

En la rama femenina, Rania Meza rompió otro tipo de barrera. En una categoría donde las mujeres aún luchan por espacio, su victoria en light contact no fue solo técnica: fue simbólica. Con un corte en la ceja que sa

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