 
Barcelona es una ciudad que respira historia en cada esquina, y pocos lugares lo demuestran tan bien como La Plata , un pequeño bar que desde hace ocho décadas mantiene intacto su espíritu e ideal para amantes del pescadito de Barcelona. Fundado en 1945 por Josep Marjanet y Joaquima Planas, este rincón del Gòtic se ha convertido en una auténtica institución de la vida barcelonesa. En su barra, donde apenas caben unas cuantas personas, se mezclan turistas curiosos y vecinos de toda la vida que acuden a disfrutar de lo mismo que se servía hace 80 años: vino, vermut y cuatro tapas tan simples como perfectas.
Ese minimalismo gastronómico, que podría parecer una rareza en los tiempos de la cocina de autor, es en realidad la clave de su éxito. En La Plata no hay carta extensa ni ingredientes exóticos, sino la esencia de la tradición catalana en su forma más pura. Pan con tomate con butifarra o anchoas, pescadito frito y una ensalada de tomate, cebolla y aceitunas bastan para llenar el local de aromas, risas y conversación. Es un homenaje a la autenticidad, un lugar donde nada cambia porque nada necesita hacerlo. Ahora para celebrar su 80 aniversario tienen sorpresas.
Un icono de la autenticidad barcelonesa: el bar para amantes del pescadito de Barcelona
El pequeño local de la calle de la Mercè, del Barrio Gótico, con sus paredes cubiertas de azulejos y su barra metálica, encarna el espíritu del bar de barrio de toda la vida. Aquí no hay pretensiones: el vino se sirve en porrón , el vermut se toma sin hielo ni adornos, y los clientes comparten espacio, historias y, a menudo, amistades improvisadas. Este ambiente cercano ha convertido a La Plata en lo que muchos llaman «el bar con más felicidad por metro cuadrado de Barcelona», una frase que resume a la perfección su magia cotidiana.
Su fidelidad a las raíces no ha pasado desapercibida. Ha sido elegido como el mejor bar de tapas de Barcelona, mientras que el prestigioso portal gastronómico Taste Atlas lo considera el mejor restaurante tradicional de la ciudad y el segundo mejor lugar del mundo para comer boquerones fritos. Incluso The Guardian lo ha incluido entre los mejores bares de Europa. Pero más allá de los reconocimientos, lo que realmente sostiene su fama es el cariño de quienes lo visitan.
Una parada obligatoria para quienes buscan la esencia local
Visitar La Plata es mucho más que comer bien: es una experiencia cultural y sensorial. Cada rincón del local cuenta una historia, desde las viejas fotografías en blanco y negro hasta los camareros que parecen formar parte del mobiliario. Los visitantes se encuentran con un pedazo de la Barcelona de posguerra, aquella que se resistía a perder su identidad entre los cambios del tiempo.
Hoy, ochenta años después, el bar continúa gestionado por la familia fundadora, lo que garantiza la continuidad de su receta más valiosa: la autenticidad. Quien cruza su puerta sabe que no va a encontrar una reinterpretación moderna del tapeo , sino una forma de vida que ha sobrevivido a modas y generaciones.
Además, su ubicación —a pocos pasos del puerto y de la basílica de Santa María del Mar— lo convierte en un alto ideal para quienes exploran el barrio Gótico. Después de recorrer las callejuelas medievales, nada mejor que detenerse aquí, pedir un porrón de vino y disfrutar de un plato de pescado frito recién hecho.
El valor de mantener vivas las tradiciones en el bar para los amantes del pescadito de Barcelona
En un mundo donde la velocidad y la innovación marcan el ritmo, La Plata demuestra que la tradición puede ser un acto de resistencia. Mantener las mismas cuatro tapas durante ocho décadas no es una limitación, sino una declaración de principios.
Los expertos en patrimonio gastronómico señalan que estos espacios cumplen una función clave: preservar la memoria culinaria de un territorio. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) , los bares y tabernas tradicionales son esenciales para mantener vivas las prácticas alimentarias locales y fomentar la identidad cultural.
Otros bares a los que ir en Barcelona
Bar Muy Buenas
Con la llegada del frío, las hojas caídas y las primeras lluvias, también vuelven a los bosques catalanes los grandes protagonistas de la temporada: los níscalos. Y para celebrarlo, el Bar Muy Buenas, uno de los locales más míticos del Raval, da el pistoletazo de salida a “La Quincena Gastronómica”, una nueva iniciativa de Grup Confiteria que cada mes pondrá en valor un producto de temporada a través de platos y sugerencias especiales.
Dolce Vita y Numero Diez
En el mercado de la Boquería, Dolce Vita cuentan con los mejores platos frescos de la cocina auténtica italiana. Un espacio para celebra el placer de disfrutar cada momento, compartiendo la pasión por la comida italiana, su cultura con estilo y alegría. Ahora acaban de abrir Número Diez, dedicado a Nápoles, así que allí solo comerás auténtica comida napolitana.
Tierra Brava
Con una cocina de mercado y disruptiva. Cocina de corazón y de proximidad. Especialmente destacan sus entrantes y sus arroces distintos y con un sabor inconfundible. Además de la nueva coctelería de autor al ritmo de la buena música, la de toda la vida.

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