Las elecciones de esta semana probablemente marcarán otro hito en la fragmentación de Estados Unidos en bloques divergentes y cada vez más hostiles de estados rojos y azules.

De Nueva Jersey y Virginia a California, los resultados del martes podrían extender un proceso que ha permitido a cada partido consolidar el control político sobre vastas zonas del país, aumentando el conflicto entre los estados a un nivel no visto desde la era de los derechos civiles en la década de 1960, o incluso desde la Guerra Civil un siglo antes.

Esta votación podría profundizar la división de dos formas distintas. Triunfos demócratas en las elecciones a gobernador de Virginia y Nueva Jersey continuarían la tendencia de que los demócratas ganen la mayoría de los cargos en los estados que suelen votar azul en

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