La crisis de los cribados de cáncer de mama se ha cobrado este miércoles otros tres ceses en la Consejería de Sanidad del Gobierno andaluz: el de mayor peso -y relevancia política- es el del hasta ahora delegado territorial de Salud en Sevilla, Manuel Molina, que fue gerente del hospital Virgen del Rocío durante casi seis años, desde 2019 hasta el pasado enero. Los otros dos ceses son los del número tres de la consejería, el secretario general, y un director general.

La Junta de Andalucía focaliza el fallo de los diagnósticos tardíos de cáncer de mama en el Virgen del Rocío -el hospital más grande de Andalucía- y en concreto en la unidad de mamas, donde ya han dimitido varios responsables. El Ejecutivo de Juan Manuel Moreno, sacudido por esta crisis sanitaria y política, ha perimetrado el escándalo en este hospital de Sevilla, donde localiza el 90% de las mujeres afectadas por los diagnósticos tardíos de cáncer.

El Consejo de Gobierno ha aprobado hoy el nombramiento de la persona que va a sustituir a Molina como máximo responsable de la Consejería de Sanidad en Sevilla, sin vincular su destitución con la crisis de los cribados y sin aclarar si se trataba de un cese o una dimisión. “No lo sé, es que no lo sé”, ha dicho la consejera de Hacienda y portavoz de la Junta, Carolina España, ante las preguntas reiteradas de los periodistas.

Molina era un cargo político, no técnico, con cierta ascendencia dentro del PP. Eso no ha impedido que el nuevo consejero de Sanidad, Antonio Sanz, le haya apartado de sus funciones, apenas ocho meses después de ser designado.

Es el segundo alto cargo del departamento que deja caer el Ejecutivo autonómico, tras el cese de la consejera de Salud Rocío Hernández, que presentó su dimisión hace algo más de un mes, apenas hubo estallado el escándalo de los cribados. Siendo gerente del Virgen del Rocío, Molina llegó a reunirse con las mujeres con cáncer de mama de la asociación Amama, mucho antes de que estas sacaran a la luz el escándalo.

Aquel encuentro no sólo no puso sobre aviso al Gobierno andaluz sobre el fallo en los cribados para que diera los primeros pasos para solucionarlo. Muy al contrario, las mujeres terminarían acusando a Molina de darles un trato “vejatorio” y de desentenderse de su problema. La presidenta de Amama, Ángela Claverol, trasladó al nuevo consejero ese desencuentro y dio detalles sobre la reunión que tuvo con Molina, un año antes, donde le expuso el problema de cientos de mujeres que estaban enterándose con meses y años de retraso de que su mamografía había arrojado un resultado dudoso o no concluyente.

Cuando el escándalo se hizo público en los medios de comunicación, tras publicarlo la Cadena Ser, la exconsejera de Salud pasó de minimizar el impacto -“son sólo cuatro casos aislados”- a admitir que había más de 2.000 mujeres con un diagnóstico dudoso de cáncer en su mamografía que tardaron meses o incluso años en ser informadas, en algunos casos, cuando ya habían desarrollado un tumor maligno.

Molina fue nombrado gerente del Virgen del Rocío por el primer consejero de Salud del Gobierno de Moreno -hoy presidente del Parlamento andaluz, Jesús Aguirre-. Cesó en ese cargo a finales de 2024, arguyendo “motivos personales”, y fue rescatado el pasado enero por la exconsejera Rocío Hernández para nombrarle delegado territorial de Salud en Sevilla.

Hoy el relato oficial del Ejecutivo andaluz sobre los cribados contabiliza 2.317 afectadas, a las que el Servicio Andaluz de Salud se ha comprometido a citar para una revisión este mismo mes. Sanz, tras escuchar a los técnicos, centra toda la responsabilidad en el Virgen del Rocío y en su unidad de radiología, donde se protocolarizó, siempre según su versión, que no se avisara a las mujeres cuyas mamografías eran “dudosas”, una información que no les llegó en meses e incluso años.

Otras fuentes del SAS aseguran que el problema no era el protocolo, sino “la lista de espera para notificar y dar citas” a esas mujeres, que estaba “absolutamente colapsada”, y no permitía al sistema informático del SAS “encontrar hueco” en el calendario próximo para agendarles una revisión.

La Junta crea un área de “humanización” sanitaria

El puesto de Molina recaerá en Silvia Pozo, nombrada hoy nueva delegada territorial de Salud en Sevilla. Pozo era, hasta ahora, la concejal responsable de Deporte y Promoción de la Salud del Ayuntamiento de Sevilla.

Sanz también ha renovado la cúpula del departamento, cesando al secretario general técnico -número tres en el escalafón- y a un director general. Además de ser sustituidos, el nuevo consejero ha ordenado modificar el nombre de sus departamentos: al primero le ha añadido el término “Humanización” sanitaria -“Secretaria general de Humanización, Calidad y Planificación Asistencial” - que ocupará Silvia Maraver Ayala, que ha sido desde 2019 la directora gerente de la Fundación Pública para la Integración Social y Laboral de Personas con Problemas de Salud Mental (Faisem).

Humanización no es un término baladí. Sanz está convencido de que mucho de lo que ha ocurrido con la crisis de los cribados se explica por la falta de tacto (político) al trasladar la información, tanto a las pacientes afectadas como a la sociedad, una vez estalló el escándalo.

El relevo en la dirección general también añade los términos “Adicciones y Salud Mental” a la nomenclatura que tenía hasta ahora. Trinidad Rus Molina será la nueva directora general de Cuidados, Atención Sociosanitaria, Salud Mental y Adicciones. Rus Molina ha sido delegada territorial de Salud y Familias de Jaén y directora general de Atención Sociosanitaria, Salud Mental y Adicciones.

El ya exdelegado de Salud en Sevilla, Manuel Molina, es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada, médico inspector por oposición del Cuerpo Sanitario de la Seguridad Social desde 1987. Además, es diplomado en Valoración Médica de Incapacidades por la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo.

Su trayectoria profesional comenzó como médico inspector de los servicios sanitarios de Fuenlabrada (Madrid), donde fue ascendiendo a jefe de Área de Inspección en el mismo municipio, luego como coordinador provincial de Inspección de Servicios Sanitarios de la Dirección Territorial del INSALUD-Madrid y, finalmente, a subdirector general de Coordinación Administrativa de los Servicios Centrales del INSALUD.