Las burlas de Donald Trump y la arrogancia de Gustavo Petro han convertido una alianza vital entre EE. UU. y Colombia en un espectáculo con implicaciones que van mucho más allá de las redes sociales. Mientras vuelan las acusaciones y los buques de guerra patrullan, los colombianos enfrentan una pregunta peligrosa: ¿quién se beneficia realmente cuando el fanfarroneo se convierte en política?

Una guerra de palabras con munición real

Cuando Donald Trump calificó al presidente colombiano, Gustavo Petro, de “ líder ilegal del narcotráfico ”, los colombianos no necesitaron una clase de historia para sentir el escalofrío. La última vez que Trump lanzó ese tipo de acusación contra un jefe de Estado fue con Nicolás Maduro, de Venezuela, y poco después buques estadounidenses se apostaron frente

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