A las puertas del centenario de la Exposición Internacional de 1929, Barcelona vuelve su mirada hacia Montjuïc, uno de los espacios más emblemáticos y transformadores de la ciudad. La montaña que fue, durante años, un espacio marginal se convirtió en un símbolo de modernidad.
El historiador Francesc Fontbona, especialista en arte contemporáneo, reflexiona sobre el impacto cultural y urbano de aquel acontecimiento y es que, sin duda, la ciudad también se cuenta a través de sus espacios más simbólicos. Desde Montjuïc, Barcelona se abrió al mundo y la Exposición de 1929 supuso, claramente, un punto de inflexión, no solo en términos económicos y comerciales sino, sobre todo, desde el punto de vista estético y urbanístico… que hoy día perdura, con la Fira de Barcelona como punto neurálgico. Pe

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