Es la última parada en Europa. Barcelona acoge a partir de hoy una exposición histórica y profundamente conmovedora, “El Muro de Berlín: una ciudad dividida”, que se inaugura precisamente en los días en los que se cumplen 36 años de la caída de todo un símbolo de la historia de Europa . Esta muestra trae a la capital catalana varios fragmentos originales del muro que fue la viva muestra, durante casi tres décadas, de la confrontación ideológica y física entre el bloque occidental y el comunista. Más allá de su valor artístico y patrimonial, la exposición invita a una reflexión profunda sobre la libertad, la memoria colectiva y el valor de la unidad en tiempos de fractura.
El proyecto de la muestra se ha organizado gracias a la colaboración de diferentes instituciones alemanas y del ayuntamiento de la ciudad condal. La muestra quedará instalada en un espacio simbólico de la ciudad, el Espacio Inmersa, situado en el barrio del Poblenou de la ciudad. Se trata de un lugar que suele albergar exposiciones que exploran las huellas del pasado desde una perspectiva sociopolítica. La colección, notable no solo por su significado sino también por su amplitud, reúne más de 200 objetos originales que formaron parte del muro caído exactamente el 9 de noviembre de 1989.
Entre las piezas más destacadas se encuentran varios bloques auténticos del Muro de Berlín , incluyendo diez metros originales de la muralla, que exhiben su característico hormigón gris, sus grafitis y, también, los signos visibles del paso del tiempo. La exposición también incluye artículos personales, documentos oficiales y elementos cotidianos que reflejan la vida a ambos lados del muro. Además, se puede observar el alambre de púas colocado en las fases iniciales de la división, antes de que se ejecutase la construcción completa del muro.
La experiencia de la que puede disfrutar el público que visite la muestra es una narrativa inmersiva que va más allá de las piezas físicas. A través de fotografías, testimonios y proyecciones audiovisuales, se detalla la historia de Berlín entre 1961 y 1989, un periodo en el que el muro separó familias, amigos y sueños. Un elemento central de esta inmersión es la reconstrucción parcial de un punto de control fronterizo , que, con uniformes, luces y sonidos, recrea la tensión y el ambiente opresivo donde cada intento de cruce podía costar la vida a quien lo intentase.
155 kilómetros
El Muro de Berlín fue un símbolo tangible del choque entre el mundo capitalista y el comunista. Construido a lo largo de 155 kilómetros formados por 45.000 módulos de hormigón armado , la estructura impuso una fuerte represión por parte de la desaparecida República Democrática Alemana. Los relatos personales son cruciales, ya que la exposición narra cómo unas 5.000 personas de la entonces Alemania del Este consiguieron burlar la seguridad, pero también recuerda que cerca de 3.000 personas fueron detenidas y 138 murieron en el intento de huir. La llegada de estos vestigios a Barcelona, por lo tanto, persigue un propósito educativo y cultural . Y es que, a través de visitas guiadas y conferencias, se busca que las nuevas generaciones comprendan la magnitud de lo ocurrido y reflexionen sobre el valor de la democracia y la libre expresión.
Luis Ferreiro, director de Musealia, entidad organizadora de la muestra, considera que la muestra permite reflexionar sobre cómo se levantó una división física e ideológica de tal magnitud. Y que ayuda a entender “los retos de nuestro tiempo” . La exposición subraya que, aunque el muro físico cayó, los muros simbólicos —como la desigualdad, la intolerancia o la desinformación— siguen presentes en el mundo. La exposición está producida por Musealia junto a la Fundación Muro de Berlín y cuenta con un equipo internacional de expertos, incluyendo a los expertos comisarios jefe Gerhard Salter y Christian Ostermann.

Antes de llegar a Barcelona, la exposición ya hizo dos paradas en Madrid y París , respectivamente, cosechando un gran éxito al llegar a ser visitada por más de 300.000 personas . La capital catalana va a ser la última vez que pueda visitarse en Europa antes de iniciar una gira por Estados Unidos. Axel Klausmeier, director de la Fundación Muro de Berlín, asegura que la relevancia de la muestra “crece a medida que, en más lugares del mundo, la libertad y la democracia dejan de ser algo que podamos dar por sentado”. Se trata, para muchos visitantes, de una oportunidad única de ver de cerca un pedazo de historia de Europa , a la vez que supone un recuerdo crudo de la fragilidad de la libertad y la importancia de protegerla.
En definitiva, la exposición no solo revive un capítulo crucial del siglo XX , sino que invita a los asistentes a meditar sobre los muros invisibles que aún separan a muchos ciudadanos de la misma Europa. Una manera de recordar que, aunque los bloques de hormigón hayan caído, su mensaje sigue siendo relevante. Un mensaje que podrá verse por tiempo limitado en Barcelona , concretamente en la calle Llull número 119 de lunes a domingo excepto los martes , días en los que la muestra permanecerá cerrada al público. La organización de la muestra recomienda adquirir las entradas con cierta antelación, vista la afluencia de público en Madrid y París, además de recordar que se trata de una exposición abierta al público de cualquier edad.

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