Valencia de Don Juan, históricamente conocida como Coyanza, se encuentra en la provincia de León, junto al río Esla. La villa ha visto pasar siglos de historia y conserva vestigios de distintas épocas en su arquitectura y en la disposición de sus calles. Al recorrerla, es posible imaginar cómo la vida urbana se fue desarrollando alrededor de construcciones defensivas y religiosas que marcaron la organización del lugar y la relación de sus habitantes con el entorno natural. Las calles estrechas y las plazas abiertas permiten al visitante recorrer un espacio en el que historia y paisaje se entrelazan, revelando la importancia estratégica que tuvo la villa desde tiempos antiguos.

En el corazón de esta historia se alza el castillo de Coyanza, una fortaleza que durante siglos dominó la villa y la comarca. A su alrededor, templos históricos, casas señoriales y espacios abiertos vinculados al río ofrecen recorridos que permiten conocer la evolución de la localidad. Esta combinación de elementos permite explorar no solo la arquitectura y el patrimonio, sino también comprender cómo se desarrolló la vida cotidiana en un territorio que fue estratégico durante distintas épocas de la historia castellana.

El castillo de Valencia de Don Juan como Monumento Nacional

El castillo de Coyanza se construyó en el siglo XIV bajo la supervisión del infante Juan de Portugal, duque de Valencia de Campos. Su estructura combina piedra, ladrillo y tapial, materiales característicos de la arquitectura gótico-militar peninsular. La fortaleza se erige en una posición elevada sobre la vega del río Esla, controlando rutas de comunicación y ofreciendo un punto de vigilancia natural sobre los alrededores.

A lo largo de su historia, el castillo desempeñó un papel relevante en la defensa de los reinos del norte de España. Fue escenario de enfrentamientos como la Guerra de Sucesión Castellana, conflicto en el que falleció el conde Juan de Acuña al caer desde una de sus ventanas. Con el tiempo, el desarrollo de la artillería hizo que la fortaleza perdiera eficacia militar, provocando su abandono progresivo desde mediados del siglo XVI y su deterioro hasta el siglo XVII, cuando comenzó a desmoronarse parcialmente.

La protección institucional llegó en 1931, cuando el castillo fue declarado Monumento histórico-artístico, convirtiéndose en uno de los primeros Monumentos Nacionales de España. Esta declaración permitió iniciar trabajos de restauración que recuperaron parte de su estructura original, incluyendo murallas, torres y la torre del homenaje, actualmente uno de los elementos más reconocibles de la comarca del Esla-Oteros.

En 2008 se inauguró el Museo del Castillo de Valencia de Don Juan en la torre del homenaje, adaptando un espacio construido con hierro, madera y cristal. Distribuido en tres plantas, el museo permite recorrer la historia de la villa desde la prehistoria hasta la Edad Media. La colección incluye materiales arqueológicos hallados en el castillo y en la localidad, como escudos nobiliarios, monedas, vajillas y fragmentos de yeserías góticas, que ilustran la evolución del edificio y la vida de la nobleza que lo habitó.

Iglesias, calles y entorno natural de la villa

Más allá del castillo, Valencia de Don Juan conserva otros elementos patrimoniales que enriquecen la visita. En sus inmediaciones se encuentran templos históricos como la iglesia de Nuestra Señora del Castillo Viejo, que alberga una imagen de la Virgen de estilo gótico del siglo XIII, y la iglesia de San Pedro Apóstol, cuya obra más destacada es un retablo del siglo XVI realizado por Guillermo Doncel con escenas de la Pasión y la Resurrección, fechado en 1543.

El casco histórico mantiene calles con casonas solariegas y construcciones de arquitectura tradicional que reflejan el pasado señorial de la villa. Estas viviendas ofrecen pistas sobre cómo las familias nobles y los habitantes organizaron la vida cotidiana y cómo la riqueza y el poder se manifestaban en la disposición y decoración de sus hogares.

La villa también conserva espacios naturales vinculados al río Esla, que incluyen senderos, miradores y áreas de recreo a lo largo de la vega. Desde estos puntos se puede contemplar el paisaje que rodea la localidad y entender por qué su emplazamiento fue estratégico desde tiempos antiguos. La combinación de patrimonio arquitectónico, religioso, urbano y natural convierte a Valencia de Don Juan en un destino que permite explorar distintas dimensiones de la historia y la cultura local en un área relativamente compacta.