Uriel Escobar Barrios
“Lo que no se dice se hereda.” Esta frase, que durante años pareció poética, hoy encuentra sustento científico. Cada vez hay más evidencia de que los traumas vividos por nuestros ancestros pueden dejar huellas que atraviesan generaciones, influyendo en nuestras emociones, comportamientos y hasta en la salud física. A este fenómeno se le conoce como herencia transgeneracional del trauma o, en términos más técnicos, transmisión epigenética del sufrimiento. Hasta hace poco, se creía que heredábamos únicamente los genes, es decir, los fragmentos de ADN que determinan características como el color de los ojos o la estatura. Sin embargo, la epigenética —una rama reciente de la biología— ha demostrado que los genes no lo son todo. También se transmiten las marcas que dejan

El Diario Pereira
MI DIARIO
El Colombiano
El Tiempo Justicia
Noticias de Colombia
Canal 1
Noticias RCN
Santa Marta Al Día
AlterNet