En abril del 2024, el apu Miguel Guimaraes , de la etnia Shipibo-Konibo, despertó con una pinta en la fachada de su casa que decía “no vivirá”. No era la primera vez que recibía una ‘advertencia’ como esa. Desde el 2020, el vicepresidente del Consejo Directivo de Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) ha denunciado ser víctima de amenazas de muerte. ¿El motivo? Oponerse a la destrucción de los bosques de su comunidad Flor de Ucayali , en Yarinacocha.
“Hay 36 líderes asesinados en la Amazonía desde el 2014, pero no hay acciones concretas. Nos estamos enfrentando al narcotráfico, la minería ilegal, expansión de monocultivos, pero no hay elementos que te ayuden a fortalecer el trabajo que uno hace. Seguimos siendo víctimas de amenazas por labor que realizamos”

La República

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