Es difícil imaginar una imagen más clara de la división en este país. De un lado están los multimillonarios y corredores de poder celebrando su propio exceso. Del otro lado están las familias trabajadoras haciendo fila en bancos de alimentos porque el Gobierno que financian con sus impuestos les ha dado la espalda.

Al 1 de noviembre, aproximadamente 42 millones de estadounidenses han perdido acceso a asistencia alimentaria a través del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, o SNAP, y otros programas. Ese es el resultado directo de un cierre orquestado por Trump y sus aliados republicanos, un truco político con costos humanos reales.

Esto no es solo una dificultad individual, es un fracaso sistémico que impacta toda nuestra economía. Los beneficios de SNAP mantienen operando la

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