Hay objetos en nuestro mundo que no se podrán volver a fabricar.
Una estatua de la época romana, una talla medieval en madera, un mosaico mudéjar, una vasija neolítica. Son piezas únicas, frágiles, irrepetibles. Testigos de lo que fuimos. Pero también son vulnerables: el tiempo, los conflictos, los desastres naturales o la simple negligencia pueden borrarlas para siempre.
Por eso, el escaneo 3D se ha convertido en una herramienta esencial para la conservación del patrimonio cultural. No se trata solo de copiar formas, sino de preservar conocimiento . Cuando se escanea un objeto patrimonial con precisión milimétrica, no solo se captura su geometría. Se captura su historia material, su textura, sus huellas de uso, su imperfección. Todo aquello que lo hace auténtico.
Hoy, los museos y

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