Es uno de esos casos que nos revuelve nada más escucharlo. Se trata de dos niños de 9 y 5 años que vivían un auténtico calvario durante los fines de semana que les tocaba estar con su padre después de que el matrimonio se divorciase. Golpes, insultos, vejaciones y unas condiciones insalubres en las que eran obligados a vivir, incluso, entre pulgas.

Era tal el trauma que sufrían, que el niño vomitaba compulsivamente y la pequeña no controlaba sus necesidades. Lo peor, si es que eso es posible, es que el padre habría respondido a la psicóloga que trataba a sus hijos con un: "Yo soy así", aludiendo a que se trataba de su forma de educar a sus hijos, una forma que, por suerte, la justicia ha frenado en seco condonándole a tres años y cuatro meses de prisión. Además, tendrá totalmente prohib

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