Por Itzel Chan
MÉRIDA, MX.- La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) clausuró este martes las obras que la empresa avícola CRIO realizaba dentro de la zona arqueológica de Tzemé, en el municipio de Kinchil, donde habitantes mayas han documentado devastación ambiental y daños al patrimonio histórico.
La intervención ocurrió 26 días después de que el Consejo Comunitario de Kinchil presentó una denuncia ante el INAH y dos semanas después de que el propio instituto emitiera una orden de suspensión que jamás fue ejecutada. CRIO mantuvo las máquinas operando sin supervisión y sin que autoridad alguna frenara los trabajos.
La clausura de Profepa se suma a la suspensión del INAH, por lo que de continuar la obra, la empresa incurriría en doble violación federal.
Tras la clausura, integrantes del Consejo Comunitario y posesionarios de las tierras recorrieron el área y lamentaron la magnitud de la afectación.
Federico May, miembro del Consejo, expresó: “Este lugar era selva, hogar de especies en peligro. Venimos a constatar la clausura, pero el daño ya está hecho. Caminando encontramos restos de vasijas de nuestros antepasados. La empresa violó todas las leyes ambientales y culturales”.
Aseguró que la comunidad continuará la defensa de su territorio y de la memoria histórica que representa Tzemé.
Félix Canul, cuyo rancho familiar colinda con la zona desde hace cuatro generaciones, denunció que la empresa derribó el cerco perimetral y su ganado se dispersó sin que hasta hoy haya podido recuperarlo.
“Es una pérdida enorme para nosotros. El cerro Kolotsó nadie lo tocó por cientos de años, y ellos lo destruyeron. El agua está a solo dos metros; la contaminación será tremenda”, señaló y agregó que el INAH y otras autoridades “no han hecho nada por proteger el lugar”.
La apicultora Gregoria del Rosario, quien mantiene apiarios cerca del sitio, denunció daños directos a la producción de miel y a la vegetación:
“La colmena está llena de moscas por la obra; aquí había orégano y lo devastaron todo. Nosotros vivimos del campo. ¿Dónde está el Renacimiento Maya del gobernador? El INAH clausuró, pero han seguido trabajando. La justicia es para el rico; nosotros no tenemos derechos”.
También reportó la pérdida de más de 100 cabezas de ganado pertenecientes a su familia.
El director de Fundación Yansa, Sergio Oceransky, señaló la contradicción entre el discurso oficial y la realidad en Tzemé: el mismo día que el Gobierno de Yucatán e INAH anunciaron un convenio para proteger el patrimonio arqueológico, “volteos seguían tapando vestigios mayas”.
“Es una burla. El INAH no tomó ninguna medida para que se acatara la suspensión. Necesitamos instituciones capaces de detener la devastación ecológica y cultural. Cuando hay intereses económicos fuertes, estos mecanismos no funcionan”. ( Noticaribe )

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