Se cumplen cuatro décadas de la erupción del volcán Nevado del Ruiz que sepultó a Armero y dejó a 25.000 personas sin vida. Cada 13 de noviembre, las familias de las víctimas se reúnen en el pueblo para llorar a sus seres queridos, mientras cientos de feligreses llegan a orar por los difuntos y otros usan el campo santo para la brujería. SEMANA recorrió el sector 40 años después y documentó las heridas que siguen abiertas.

Los intensos rayos del sol, la humedad y la incomodidad por los bichos siguen siendo los mismos de aquel 14 de noviembre, cuando, pocas horas después de la avalancha, los organismos de socorro llegaron a salvar lo que la naturaleza no se llevó. Ahí estaba Benjamín Herrera, luchando contra la fuerza del pantano, para tratar de ubicar a su esposa e hijo que dormían m

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