En primer lugar, el Padre Varela, del que siempre se ha dicho que fue el que nos enseñó a pensar. Podemos agregar a su gloria que también fue el primero que predijo que Cuba tenía que independizarse de España.

No me atrevo a sostener que he-mos aprendido a pensar, aunque algunas cabezas ilustres lo han hecho bien, pero lo importante sería determinar cuántos piensan verdade-ramente. Y mal o bien, con honestidad, pensar es un hábito no muy generalizado. No es falta de inteligencia, tal vez, sino falta de interés. Para hacer una prueba, se debe pedir a la mayoría que no trate de pensar. Total, ¿para qué? Lo mejor es que, como siempre, el individuo piense por el rebaño. Si alguien canta o tañe un instrumento mejor que la mayoría, se le aplaude. Pues vamos a aplaudir a los que puedan pensar me

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