La forzada unidad del peronismo vuelve a verse amenazada una vez más con los movimientos y posicionamientos de sus gobernadores frente al gobierno libertario que ya supo conquistar algunas voluntades para defender sus políticas y ahora está dispuesto a ir por más.

En esta nueva etapa, el mapa peronista puede leerse en tres familias políticas: por un lado, los gestores más permeables al diálogo, como Osvaldo Jaldo y Raúl Jalil, que ya dieron señales de autonomía parlamentaria y buscan margen para negociar con la Rosada; en un punto intermedio aparecen los interlocutores críticos, como Sergio Ziliotto y Gerardo Zamora, que aceptan sentarse en la mesa pero marcan distancia y condiciones; y en el extremo opuesto se ubican los jefes provinciales de trinchera, encabezados por Axel Kicillof, Gil

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