Cuando Portugal tenía en sus manos la clasificación directa al Mundial y el ambiente parecía propicio para una noche tranquila en Dublín, el fútbol recordó que nada está escrito.

El combinado luso no solo cayó 2-0 ante Irlanda, sino que vio cómo su gran referente abandonaba el césped antes de tiempo por una acción que hoy tiene en vilo a todo un país: la expulsión de Cristiano Ronaldo.

El hecho, ocurrido en el minuto 61, dejó consecuencias inmediatas y posibles repercusiones mucho más serias. Cristiano recibió la primera tarjeta roja de su carrera con la selección en 226 partidos, luego de que el VAR considerara “conducta violenta” un codazo sin balón sobre Dara O’Shea. Una acción que, según sus compañeros, nació más de la frustración que de la intención.

Una sanción que podría persegui

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