Por: Luis Efrén Delgado Eraso
Presidente de ASOINAGRO
En Colombia, pocas instituciones simbolizan tanto la identidad nacional como la Federación Nacional de Cafeteros.
Desde su fundación en 1927, la Federación ha sido mucho más que un gremio: es una red económica, política y cultural que, con aciertos y contradicciones, ha representado la voz del caficultor colombiano.
Por eso, el reciente enfrentamiento entre el presidente Gustavo Petro y la dirigencia de la Federación no es un simple desacuerdo gremial. Es, en realidad, el reflejo de tensiones más profundas sobre el modelo de desarrollo rural que el país necesita.
Fiel a su estilo, Petro ha cuestionado abiertamente a la Federación. Le reprocha su falta de transformación social, su distancia frente al pequeño productor, e incluso

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