En 2024, París acogió los Juegos Olímpicos y, entre los diferentes actos que se llevaron a cabo, destacó la ceremonia de inauguración, en la que una serie de esculturas emergieron de forma simbólica a orillas del río Sena. La idea era rendir homenaje a algunas de las mujeres más importantes de la historia de Francia . Este verano, el ayuntamiento de la capital francesa decidió volver a exponerlas. En total, son diez las estatuas de oro de casi cuatro metros de altura.

Entre ellas, encontramos nombres más conocidos, como Simone Veil , abogada y política francesa, superviviente del Holocausto, que se convirtió en la primera mujer en presidir el Parlamento Europeo de Estrasburgo. O Simone de Beauvoir , filósofa y escritora que participó activamente en la defensa de los derechos de las mujeres, en especial en la legalización del aborto en Francia. Pero, entre las esculturas doradas, encontramos también a mujeres más desconocidas.

Es el caso de Jeanne Baret , la primera mujer documentada que dio la vuelta al mundo. Su historia estuvo marcada por la época en la que vivió, en la que las mujeres se enfrentaban a la discriminación en la mayoría de ámbitos de su vida. Entonces ellas no tenían permitido embarcar en las naves de la Marina Real francesa lo que la obligó a hacerse pasar por otra persona con más posibilidades: un hombre. 

La historia de la joven Baret

Jeanne Baret nació el 27 de julio de 1740, cerca de La Comelle, en Borgoña (Francia), y pasó sus primeros años de vida en la granja de la familia. Cuando falleció su padre, la joven dejó la granja y comenzó a trabajar como institutriz del hijo del científico Philibert Commerson , conocido por servir como médico botánico en la corte de Luis XVI. Commerson inició a Jeanne en el mundo de la botánica y esta acabó convirtiéndose en su ayudante.

Pero en 1767, la vida de la joven francesa dio un giro. A Commerson lo invitaron a participar en la primera expedición francesa que daría la vuelta al mundo y este debía llevar un asistente que lo ayudara en su trabajo. El científico quería que Jeanne lo acompañara, pero en aquella época existía una ordenanza real que impedía a las mujeres subir a bordo de los barcos de la Corona francesa. Así fue cómo Jeanne acabó disfrazándose de hombre y haciéndose pasar por un tal Jean Baret.

Se cree que Commerson y Jeanne tenían una relación sentimental , lo que les habría llevado a tomar esta decisión en conjunto. Así, con solo 26 años, la joven se embarcó en la expedición naval de Bougainville, con la que acabó dando la vuelta al globo. Sin embargo, la joven fue descubierta y, en un momento dado, fue obligada a abandonar el barco junto al botánico. 

Aunque su figura fue olvidada durante mucho tiempo, la joven francesa jugó un papel clave en aquella expedición. Junto a Commerson, recogieron más de 6.000 especímenes que hoy se conservan en el Museo Nacional de Historia Natural de París. Hoy, esa estatua dorada en las calles de París la recuerda como una de las mujeres más importantes de la historia de Francia.