A primera vista, los resultados del domingo parecen anticipar un giro copernicano en la orientación valórica del país, perfilando —según todas las encuestas basadas en escenarios plausibles de segunda vuelta— un eventual retorno de la derecha al poder. Esta conclusión, sin embargo, puede ser engañosa.

A mi juicio, lo que ocurrió es que un número significativo de chilenos y chilenas abandonó la izquierda, y ante la implosión del centro político no encontró otro espacio disponible que la derecha. La gente no se “enfachizó”; más bien se alejó de la izquierda, al menos por ahora. Si bien existe un desplazamiento conservador en temas de orden y seguridad, la evidencia no muestra una derechización estructural en valores más amplios; lo que prevalece es una reacción al desempeño político más que

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