Tras unas elecciones presidenciales que alcanzaron un récord histórico de participación, Chile amaneció con una resaca electoral que dejó en evidencia la profunda polarización del país. El día después trajo consigo un escenario político tan incierto como inédito.

Con el 100% de las mesas escrutadas y tras una jornada ejemplar en cuanto a movilización ciudadana, se consolidó como la ganadora de la primera vuelta (26,85%), aunque con un caudal de votos muy por debajo de las aspiraciones del oficialismo.

Unos puntos más atrás, con un 23,92%, quedó el ultraconservador José Antonio Kast, configurando así una segunda vuelta llena de desafíos y negociaciones contrarreloj.

La resaca electoral no deja espacio para celebraciones absolutas ni derrotas concluyentes. Ambas candidaturas son consc

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