El significado del resultado electoral de la consulta y el referéndum del domingo en Ecuador tiene importantes repercusiones, tanto domésticas como geopolíticas. Básicamente, el pueblo dio un portazo contundente en la cara al presidente de EE.UU., Donald Trump, y esto va a tener reacciones en diferentes ámbitos.
Washington ha apostado desde temprano por profundizar la relación con el mandatario ecuatoriano, Daniel Noboa , a quien Trump califica de "hombre fuerte". El republicano incluso lo recibió en Mar-a-Lago días antes de las presidenciales de abril para entablar un amistoso partido de golf.
Luego de eso, Quito fue visitado por funcionarios de alto nivel, como el propio secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, y la secretaria de seguridad nacional, Kristi Noem , quien viajó en dos oportunidades durante la campaña electoral del país suramericano.
EE.UU. vivió un duro revés simbólico en América Latina, ya que apostó por una victoria de Noboa, le brindó todo el apoyo, pero perdió de manera contundente.
La última visita de Noem, días antes del evento comicial, fijó el foco en las bases militares de Manta y Salinas , donde EE.UU. evaluaba instalar un contingente armado, una vez el pueblo ecuatoriano diera su visto bueno para cambiar la actual Constitución, que impide poner en manos foráneas el manejo de esas infraestructuras.
Parecía muy factible que Ecuador, después del espaldarazo estadounidense y en medio de una crítica situación de inseguridad, cayera, como una ficha de dominó, en la zona de influencia de Washington. El precedente de la contienda electoral en Argentina también lucía como buen augurio.
Sin embargo, sorpresivamente, EE.UU. vivió un duro revés simbólico en América Latina, ya que apostó por una victoria de Noboa, le brindó todo el apoyo, pero perdió de manera contundente. Salvando las distancias, Ecuador se suma a Nueva York en la carrera por derrotar al trumpismo.
Es posible que en la Casa Blanca pretendan menospreciar el acontecimiento ecuatoriano. Al final, es un país pequeño de Sudamérica. No obstante, lo ocurrido el domingo sirve de ejemplo poderoso de que no toda la región está dispuesta a orbitar alrededor de Washington, pese a los retos en materia de seguridad. Las urnas demostraron que la soberanía no se entrega a cambio de protección.
Lo sucedido no es poca cosa. La situación actual de violencia que viven los ciudadanos ecuatorianos; la campaña de descrédito que la 'casta política' ha desatado en contra el expresidente Rafael Correa, que sacó a los militares estadounidenses de la base de Manta; la criminalización de la protesta social y el triunfo de Noboa en las presidenciales de abril, configuraban una inminente victoria para un proyecto neoconservador que aplica en paralelo un plan de ajuste.
Lo ocurrido el domingo sirve de ejemplo poderoso de que no toda la región está dispuesta a orbitar alrededor de Washington, pese a los retos en materia de seguridad. Las urnas demostraron que la soberanía no se entrega a cambio de protección.
Sin embargo, de una forma masiva y contundente, el pueblo ecuatoriano rechazó el plan propuesto por Noboa, que se concentraba en dos ejes: el regreso de las bases militares de EE.UU. y la convocatoria a una constituyente para redactar una nueva Carta Magna .
Oxígeno a la izquierda
Este resultado no es solamente un golpe contra Trump y Noboa, sino una señal de aprendizaje para la izquierda ecuatoriana que, muy dividida, ha recibido varias derrotas los últimos años y meses.
Los golpes no han sido solo en el plano electoral, ya que el fracaso del paro indefinido , convocado en septiembre por la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), tuvo que replegarse sin conseguir sus objetivos.
Este repliegue táctico, a la larga, resultó favorable para concentrar fuego en la campaña por el 'No' que terminó siendo victoriosa. En esa tesitura, el resultado de este domingo unifica a sectores dispersos y reivindica medidas históricas del correísmo, como fue la redacción garantista y pluricultural de la Constitución de Montecristi (2008) y la expulsión del ejército de EE.UU. de la base de Manta.
El principal impacto, naturalmente, se lo lleva Noboa. El resultado no es solo una derrota política que lo deja debilitado cuando apenas lleva un semestre de su segundo período, sino también una derrota en la carrera para asegurarse un puesto en el conglomerado de gobiernos alineados con la Casa Blanca.
La derrota desmonta el andamiaje narrativo en el que puso el tema de la seguridad, ya que le dio un enfoque muy similar al de Trump: acusar a la disidencia política de "terrorista" o "narcotraficante"
Noboa, que viene de ganar dos presidenciales en dos años, se proyectaba como un actor influyente para propagar las ideas derechistas en la región. Sin embargo, este fracaso lo deja en profunda debilidad porque lo empequeñece en términos de gestión de gobierno y le deja expuesto para tomar nuevas medidas económicas .
Del mismo modo, la derrota desmonta el andamiaje narrativo en el que puso el tema de la seguridad, ya que le dio un enfoque muy similar al de Trump: acusar a la disidencia política de "terrorista" o "narcotraficante" para intentar desacreditar su potencia.
Finalmente, después de toneladas de 'relato estigmatizante', el pueblo ecuatoriano ha salido a votar para desmentir esa narrativa y rebajarla a estatus de una propaganda inefectiva que solo busca a encubrir medidas antipopulares.
A Noboa todavía le quedan largos años de gobierno, pero se le mellan los ejes discursivos centrales. En ese panorama, tendrá que virar su relato, entender que Ecuador no es esa Argentina dónde Trump ' apostó y ganó'.
Aunque intenta emular la mano dura del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, Noboa sufre un proceso de disolución de su liderazgo porque no ha logrado resultados concretos. El narcotráfico y la delincuencia ha seguido aumentando, a pesar de que prometió combatirlos de manera efectiva desde su campaña en 2023.
En contraste, la realidad es que 2025 apunta a instalarse como el año con mayores homicidios en la historia ecuatoriana. El narco y la impunidad también siguen en senda ascendente.
Este domingo, con ese resultado, cayó el velo que tapaba las costuras de Noboa . Aunque apostó fuerte y tomó la iniciativa de pasar la página de los logros progresistas de las décadas pasadas, perdió.
Los próximos meses seguirá en el poder político, pero sus argumentos se han mellado y ya se instala en la opinión pública la idea de que la derecha ecuatoriana es derrotable, tenga o no el espaldarazo de Trump.

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