El desafío más grande reside en las redes, donde el control es difuso y la agresión anónima. La responsabilidad de velar por un entorno digital respetuoso no puede recaer en una entidad. Debe ser compartida. Grandes plataformas, primeras responsables, deben verse obligadas a implementar mecanismos de control efectivos para el ciberbullying y discursos de odio, incluyendo moderación asistida por IA y respuestas rápidas ante denuncias. Pero también familias y centros deben esforzarse en educar un uso responsable y cívico de las redes.

Padrinos del respeto no puede abordar sólo el acoso en el patio, sino también el ciberbullying: talleres continuos para padres y alumnos sobre la huella digital, la privacidad y, sobre todo, su regla de oro: no hacer en línea lo que no harías cara a cara. Y el

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