En todo el mundo, las opciones más extremas son las que se están imponiendo en las urnas (suponiendo, claro está, que en esos países haya urnas). En Gran Bretaña, un chiflado que hipnotizaba a las mujeres para agrandarles los pechos (ahora en el Partido Verde) lidera la intención de voto entre los jóvenes, mientras que los mayores se inclinan por un tipo que quiere meter a todos los inmigrantes en un barco y soltarlos en alta mar. Y estamos hablando de Gran Bretaña, que debe de ser el único país del mundo que ha vivido con un mínimo de cordura en los dos últimos siglos. Y en Estados Unidos, lo más seguro es que el nuevo alcalde de Nueva York –musulmán y socialista– se enfrente en las próximas elecciones al vicepresidente Vance, un fanático que quiere imponer un país culturalmente cristiano

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