No sabíamos que era el último programa de Futuro Imperfecto. Por un tiempo. Tampoco parece que el propio Andreu Buenafuente sabía que iba a necesitar parar, pues concluyó el show con "hasta la próxima semana". Terminaba una noche que fue una lección de televisión. A España, nos ha llegado cuarenta años tarde el síndrome del late show norteamericano y, ahora, parece que todos los programas de comedia deben repetir la fórmula yankee de Johny Carson: presentador protegido por un escritorio y, a su derecha, el invitado sentado en un sofacito para que toda su comunicación no verbal quede a la vista. Piernas incluidas.

La mesa la vemos con David Broncano, la mesa la vemos con Marc Giró, la mesa la vemos con Henar Álvarez. Así es la homogeneización de hasta la creatividad. Con la de universos pr

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