Fotos: Héctor López / Cortesía Ocesa

La pista del Autódromo, escenario del Flow Fest cada año, se vio con la misma postal: telas mínimas que cubrían los cuerpos esculpidos y brillos metálicos que parecían competir con el sol.

Las morras caminaban seguras con sus sombras plateadas y labios delineados al estilo noventero; ellos, con lentes oscuros y jerseys colgando. Todo se movía al ritmo del bajo, incluso la fila del merch. No importaba a qué hora llegaras, ya sabías que el festival te iba a recibir como una bocina prendida al máximo.

Ayer, mientras avanzaba la tarde, la Curva 4 se convertía en un carnaval en el que cada quien buscaba su sombra, su foto o su trago, pero todos seguían el mismo ritmo que retumbaba desde los escenarios con Cachirula, De la Ghetto u Omar Courtz.

Mota y p

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