Hay quienes levantan muros y quienes prefieren poner límites mas naturales, respirables y llenos de vida. Un cerco frondoso y colorido viste el espacio, acompaña las estaciones y suaviza la frontera con el vecino.

En un país tan diverso como el nuestro, hay especies que funcionan de Misiones a la Patagonia, cada una con su carácter y su ritmo. Aquí van cinco opciones infalibles para formar una frontera verde y duradera.

1. Ligustrina (Ligustrum ovalifolium)

La ligustrina es el clásico de los jardines argentinos. Crece rápido, tolera la poda sin quejarse y arma paredes verdes prolijas incluso en veredas angostas. Cuando el suelo es bueno, alcanza altura “de cerco” en un año y medio. Produce una masa compacta de hojas verde brillante y, si la dejás libre, llega a 3 o 4 metros.

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