La Audiencia Nacional ha dado diez días al Partido Socialista para que aporte la relación detallada de pagos en metálico realizados durante el periodo de Pedro Sánchez como secretario general, incluyendo los justificantes contables y su procedencia. La instrucción se enmarca en la investigación del caso Koldo , que ha derivado en una posible trama de desvío de fondos, blanqueo de capitales y desfalco interno . Pese a que el PSOE niega estar formalmente investigado, los indicios apuntan a una opaca gestión de fondos en su propia sede central, en la calle Ferraz.

Pagos en efectivo sin trazabilidad: la sombra del dinero negro en Ferraz

La resolución dictada por el juez Ismael Moreno , a petición de la Fiscalía Anticorrupción , exige al PSOE toda la documentación sobre los pagos realizados en efectivo durante siete años, incluidos aquellos destinados a su exsecretario de Organización, José Luis Ábalos , y a su colaborador Koldo García . La Fiscalía sospecha que parte de esos pagos pudieron realizarse al margen del circuito legal , utilizando efectivo de origen no justificado y con finalidad opaca . El fiscal Luis Pastor señala que la documentación entregada por el partido “ no es esclarecedora ”, y que aún no se conoce el origen real del dinero usado para cubrir ciertos gastos internos.

Del caso Koldo a Ferraz: cuando la corrupción ya no es ajena al partido, sino interna

Hasta ahora, el caso Koldo afectaba al entorno del exministro de Transportes. Sin embargo, el giro judicial reciente sugiere que el propio partido podría haber sido la fuente de financiación de prácticas irregulares . En concreto, se investiga si existió un sistema de “caja B institucional” , donde los pagos no contabilizados nutrían actividades sin control externo. El hecho de que los pagos se realizaran desde la sede nacional del PSOE agrava la situación y expone al partido a una grave responsabilidad política , aunque aún no penal.

El PSOE responde con ambigüedad: colaboración, pero sin admitir responsabilidad

En un escueto comunicado, Ferraz ha reiterado su disposición a colaborar con la Justicia y ha insistido en que “ no está siendo investigado ”, pero ha evitado dar explicaciones detalladas sobre los flujos de caja o el procedimiento interno de pagos en efectivo. La defensa se apoya en que todo el dinero tenía “ trazabilidad legal ”, sin ofrecer hasta el momento documentos que lo acrediten de forma concluyente.

Esta estrategia de comunicación — reconocer la existencia de pagos en efectivo, pero negar su irregularidad sin mostrar pruebas suficientes — reproduce un patrón habitual en las crisis del Gobierno: ganar tiempo, minimizar la gravedad y convertir lo político en un conflicto mediático antes que jurídico.

Una oportunidad para el control parlamentario: ¿responderá Sánchez en el Congreso?

El caso abre un nuevo frente en la credibilidad institucional del Ejecutivo . No solo por su gravedad potencial, sino por su proximidad política al presidente del Gobierno . Pedro Sánchez no puede seguir sosteniéndose en el argumento de que se trata de un “asunto de otro”, como hiciera en el pasado con Ábalos. El rastro de dinero investigado parte de la sede nacional del partido que él dirige desde 2017 .

En este contexto, la oposición debe exigir responsabilidades políticas inmediatas . No se trata únicamente de esperar a que la Justicia actúe, sino de exigir comparecencias, auditorías internas , y, si se confirma el uso indebido de fondos partidarios, asumir consecuencias políticas directas , por acción o por omisión.

Una democracia sana no guarda silencio ante las cajas oscuras del poder

El uso de dinero en efectivo en la sede de un partido en el poder no es una anécdota ni un trámite administrativo. Es una alarma que exige transparencia, asunción de responsabilidades y reforma . En cualquier democracia seria, la opacidad financiera en el corazón de un partido gobernante es motivo suficiente para activar controles excepcionales .

El PSOE no está siendo investigado penalmente, pero sí ha quedado expuesto públicamente. De su reacción depende que esta crisis se transforme en una oportunidad de regeneración o en un nuevo escalón en la decadencia moral de nuestras instituciones .

El poder que no se somete a control, tarde o temprano, deja de ser legítimo.