El exministro José Luis Ábalos y quien fuera su mano derecha en Transportes, Koldo García, van camino de acumular una larga estancia en la cárcel. La prisión preventiva enlazará con la prisión definitiva por la primera condena por el “caso mascarillas” y de ahí ya no habrá quien les saque por años. Un f uturo desolador, especialmente para Ábalos, por su debilidad emocional. Koldo es rocoso, tiene bombas para sembrar el terreno que pisa Pedro Sánchez y desetabilizarlo, pero a Ábalos le llevaban tiempo temblando las piernas ante la opción de entrar en cárcel.

La prisión asusta siempre, pero aún más cuando hay problemas personales de dependencia que no van a poder ser satisfechos dentro de la cárcel. Y esta situación de debilidad da más sentido a la hipótesis de que el exministro y t

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