Creados como una alternativa para dejar de fumar cigarros convencionales de tabaco, los vapeadores, prohibidos a nivel constitucional por la mayoría de Morena y sus aliados , devinieron en botín del crimen organizado.

El vacío regulatorio, por no decir agujero negro, que dejó la prohibición de vapeadores abrió un negocio que, de manera rápida, fue capturado por el crimen organizado: la falta de trazabilidad, el comercio digital sin controles y la importación clandestina desde Asia generaron un mercado idóneo para que diversos grupos criminales, entre ellos el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa, se apropiaran del mismo en menos de un año.

Según un informe de organizaciones civiles, llamado Humo, vapeo y poder: el nuevo negocio del crimen , al menos siete carteles l

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