Este domingo, Honduras se prepara para unas elecciones presidenciales cruciales, donde más de 6,3 millones de ciudadanos están habilitados para votar. La contienda se centra en tres candidatos principales: Nasry Asfura, Rixi Moncada y Salvador Nasralla, quienes representan visiones políticas y económicas muy distintas. Nasry Asfura, del Partido Nacional, busca la presidencia por segunda vez. Conocido como "Tito", ha recibido el apoyo del expresidente estadounidense Donald Trump, quien lo ha elogiado por su compromiso en la lucha contra el narcotráfico. Asfura, exalcalde de Tegucigalpa, ha prometido construir una Honduras próspera mediante la inversión y la creación de empleo. "Soy un hombre de trabajo, no de promesas", ha declarado, enfatizando su experiencia en el sector público y su cercanía con las comunidades marginadas. Por otro lado, Rixi Moncada, candidata del Partido Libertad y Refundación (Libre), representa la continuidad del gobierno de Xiomara Castro. Con una sólida trayectoria en cargos públicos, Moncada propone democratizar la economía a través de reformas tributarias que busquen mayor equidad. "Queremos el capital al servicio de la clase trabajadora", ha afirmado, mientras se compromete a regular el sistema financiero y a enfrentar el poder de los grupos económicos que concentran la riqueza en el país. Salvador Nasralla, conocido como "el señor de la televisión", se presenta por cuarta vez a la presidencia, esta vez como candidato del Partido Liberal. Tras haber sido vicepresidente de Castro, renunció por diferencias internas y ha regresado al centro político con un enfoque en la transparencia y la modernización del Estado. Nasralla ha denunciado la posibilidad de fraude en las elecciones y ha prometido brindar seguridad jurídica a los inversores. Las elecciones se desarrollan en un clima de tensión, con acusaciones de fraude y un fuerte interés internacional. Tanto Trump como el economista argentino Javier Milei han expresado su apoyo a Asfura, destacando la importancia de estas elecciones para la libertad en la región. Con un panorama electoral tan polarizado, los hondureños se enfrentan a una decisión que podría definir el futuro político y económico del país. La jornada electoral no solo es un momento de elección, sino también un reflejo de las profundas divisiones y expectativas que marcan la política en Honduras.