De acuerdo al principio de laicidad del Estado mexicano, los congresos deben actuar con absoluta neutralidad frente a las diversas condiciones morales y religiosas presentes en la sociedad, para que cada persona pueda ejercer libremente sus convicciones éticas, de conciencia y de religión, sin ser condicionadas por los prejuicios particulares.

Así lo enfatizó la activista Julieta Hernández Camargo, presidenta de Sí hay mujeres en Durango, durante una ponencia en la 9° Semana de la Cultura Laica, organizada por la UNAM y la Fader y Cipol de la UJED. Estableció que la laicidad del Estado mexicano se configura como un principio constitucional indispensable para la garantía de la autonomía reproductiva y el ejercicio pleno de los derechos humanos.

Refirió que entre las labores que se han

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