LA PAZ, Bolivia (AP) — Decenas de bolivianos hacían fila el miércoles afuera de la panadería de Nora Vargas, quien ha decidido mantener el precio del pan luego de que el presidente Rodrigo Paz anunciara que analiza quitar un subsidio a la harina implementado durante los precedentes gobiernos de izquierda y salpicado por denuncias de corrupción.

Mientras el poderoso gremio de los panaderos impuso unilateralmente un aumento de 7 a 12 centavos de dólar la hogaza de pan, Vargas se niega a sumarse a la suba.

“¿Cómo voy a vender caro? Yo no tengo ese corazón... También tengo mi familia, mis hermanos tienen sus hijitos… yo con un poquito que gano me conformo”, dijo a The Associated Press la mujer de 64 años mientras atendía su negocio en un barrio del noroeste de La Paz.

El precio del pan, el alimento básico de los bolivianos y llamado popularmente “de batalla”, se ha convertido en un símbolo de la peor crisis económica de las últimas cuatro décadas.

El gobierno de Luis Arce (2020-2025) subvencionada en un 80% la harina y otros insumos para la elaboración de pan a fin de mantener su precio congelado y que no repercuta en la inflación, que entre enero y octubre alcanzó el 19,2%. Este año el presupuesto para el subsidio fue de 107 millones de dólares. Bolivia importa harina, principalmente de Argentina, porque su producción no es autosuficiente.

La subvención a la harina se centralizaba en la estatal Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA), investigada por presunta corrupción.

La justicia estableció un daño económico por casi un millón de dólares que involucra a Rubén Ríos, dirigente del gremio de los panaderos. Ríos detenido por supuuesto incumplimiento de deberes, enriquecimiento ilícito, conducta antieconómica y contratos lesivos al Estado por venta ilegal de harina subvencionada.

“Subvención es igual a corrupción y eso no va más con este gobierno”, dijo el martes el ministro de Desarrollo Productivo, Rural y Agua, Óscar Mario Justiniano. “El gobierno trabaja en un plan para que los bolivianos tengan el mejor precio del pan”, acotó.

Paz anticipó el fin de semana que trabaja en un proyecto para eliminar el subsidio y a la vez fijar un precio justo del pan en el marco de un programa económico que busca poner fin a la política de subvenciones estatales de los gobiernos del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS) que estuvo en el poder en los casi últimos 20 años.

Vargas aseguró que al mantener bajo el precio ha tenido que aumentar la producción, ya que cada día se concentran más compradores afuera de su negocio. Su decisión no le ha caído bien al gremio: la mujer denunció que ha sido intimidada y las autoridades municipales de La Paz le han asignado dos guardias para vigilar su casa.

La crisis económica en Bolivia comenzó hace dos años debido a una caída en las ventas al exterior de gas natural, el principal producto de exportación, lo que a su vez provocó una falta de dólares que el país necesita para importar combustibles que compra a precio internacional y vende subsidiados en el mercado interno.

La escasez de combustible y el alza en el costo de vida provocaron en las últimas elecciones la catastrófica derrota del MAS que había gobernado el país desde 2006, primero con Evo Morales y luego con Arce.

Paz llegó al poder con la promesa de eliminar gradualmente los subsidios, entregar bonos compensatorios a estudiantes y ancianos y distribuir de forma equitativa los ingresos entre el Estado central y las regiones.

“Sube el pan, sube todo, pedimos al gobierno que su proyecto no sea de golpe y sea gradual y sea pronto. No vamos a poder aguantar mucho", dijo Emilio Chura, un taxista de 67 años que hizo fila por más de una hora en la panadería de Vargas.