Cuando un alto funcionario plagado de escándalos necesita un voto público de confianza de un presidente, generalmente es una señal segura de que se dirige a la salida.
Pero Pete Hegseth empieza a parecer un secretario de Defensa con siete vidas.
Tras sobrevivir a un amargo debate de confirmación que incluyó detalles comprometedores de su vida personal, ahora se encuentra en medio de nuevas controversias que habrían acabado con su carrera en tiempos políticos más normales.
Hegseth, quien prefiere que lo llamen secretario de Guerra, quedó este jueves envuelto en dos melodramas polémicos en Washington que provocaron peticiones de su dimisión. Pero el presidente Donald Trump se mantiene firme.
— Un nuevo informe de vigilancia del Gobierno concluye que Hegseth corrió el riesgo de compromete

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