Dormir bien debería estar en el mismo lugar que hacer ejercicio y una alimentación saludable. Sin embargo, para mucha gente sigue siendo un extra que se agradece cuando aparece, pero que no se cuida con intención. Y eso tiene un precio: más cansancio, peor recuperación y un impacto real en cómo nos sentimos durante el día.
Un estudio de la Mental Health Foundation en Reino Unido sugiere que el adulto medio solo disfruta de tres días a la semana de sueño de buena calidad y que más de un tercio reconoce que dormir mal afecta de forma regular a su salud mental. En este sentido, la científica del sueño Sophie Bostock apunta varias ideas que, por comunes, se han vuelto peligrosas.
Vivir esclavizado por el mito de las ocho horas
Uno de los errores más extendidos es creer que todas las

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