No se puede decir que no nos avisaron: la nueva estrategia de seguridad nacional de Trump busca destruir la democracia liberal tal y como la conocemos
Trump celebra en su estrategia de seguridad nacional la “creciente influencia de los partidos patrióticos europeos”
El mismo día en que Donald Trump recibió su “premio de la paz” hecho a medida por su nuevo amigo, el presidente de la FIFA 'Johnny' Infantino, su Gobierno publicó una estrategia de seguridad nacional igualmente llamativa. El documento, relativamente breve, rezuma Trump y trumpismo. Comienza con la afirmación, típicamente modesta, de que el presidente ha sacado “a nuestra nación, y al mundo, del borde de la catástrofe y el desastre”.
Aunque la estrategia se limita en su mayor parte a formalizar las acciones y declaraciones actuales de Trump y su administración, debe considerarse una advertencia para el mundo, y Europa en particular.
El documento defiende una forma agresiva de injerencia en la política exterior, en la que Estados Unidos se fija explícitamente el objetivo de “promover la grandeza europea”. Su lenguaje podría haber sido extraído directamente de los discursos de Viktor Orbán durante la llamada crisis de los refugiados de 2015-2016: “Queremos que Europa siga siendo europea, que recupere su confianza civilizatoria”. Aún más inquietante es que el documento afirme que “el declive económico de Europa se ve eclipsado por la perspectiva real y aún más cruda de la desaparición de su civilización”.
Propaganda ultra
Toda la sección dedicada a Europa está impregnada de décadas de ideología y propaganda de extrema derecha europea. Se responsabiliza a la UE y a las políticas migratorias de “transformar el continente y crear conflictos, censurar la libertad de expresión y reprimir la oposición política, provocar una caída de la natalidad y la pérdida de las identidades nacionales y la confianza en sí mismas”. Según el documento, si “las tendencias actuales continúan, el continente será irreconocible en 20 años o menos. Por lo tanto, no es nada evidente que algunos países europeos vayan a tener economías y ejércitos lo suficientemente fuertes como para seguir siendo aliados fiables”. De hecho, la Administración Trump cree que “en unas pocas décadas como máximo, algunos miembros de la OTAN pasarán a tener una mayoría no europea”.
Ampliando este tema en una entrevista con Politico, Trump afirmó que esto haría que estos países fueran “mucho más débiles”.
Estados Unidos cree que es fundamental para su seguridad nacional "hacer que Europa vuelva a ser grande" y que la extrema derecha europea es la única fuerza política que puede lograrlo
Se trata de argumentos que tienen fuertes connotaciones de dos teorías consideradas fundamentales para los círculos de extrema derecha contemporáneos. La primera es La decadencia de Occidente, de Oswald Spengler, cuya tesis sobre el declive cíclico de las civilizaciones fue utilizada por la extrema derecha alemana para criticar la “perversión” y la “debilidad” de la república democrática de Weimar. La segunda es El gran reemplazo, publicada en 2011 por el novelista francés Renaud Camus, quien tradujo los temores “nativos” existentes desde hace mucho tiempo en una teoría conspirativa más explícita, acusando a las élites europeas de utilizar la inmigración para reemplazar a las rebeldes poblaciones “nativas” e importar un electorado más dócil y dependiente. En la última década, la teoría conspirativa del “gran reemplazo” se ha convertido en algo habitual en los círculos de la derecha estadounidense gracias a personas como Steve Bannon y Tucker Carlson.
“Make Europe great again”
Es la fiebre nativista encapsulada en ambas ideas lo que da a la Administración Trump el derecho, si no el deber, de intervenir en los asuntos europeos, según da a entender el documento: “La diplomacia estadounidense debe seguir defendiendo la democracia genuina, la libertad de expresión y la celebración sin complejos del carácter y la historia individuales de las naciones europeas”. Y queda claro dónde ve a sus aliados: “Estados Unidos anima a sus aliados políticos en Europa a promover este renacimiento espiritual, y la creciente influencia de los partidos patrióticos europeos es, sin duda, motivo de gran optimismo”.
En otras palabras, Estados Unidos cree que es fundamental para su seguridad nacional “hacer que Europa vuelva a ser grande” (“Make Europe great again”), y que la extrema derecha europea es la única fuerza política que puede lograrlo. En consecuencia, su “política general para Europa” da prioridad a “cultivar la resistencia a la trayectoria actual de Europa dentro de las naciones europeas [léase: la extrema derecha]” y “construir naciones sanas en Europa central, oriental y meridional”, en particular “países alineados que quieren restaurar su antigua grandeza [léase: Hungría, Italia]”.
Aunque el documento sigue siendo vago sobre cómo se logrará esto, está claro que una de las prioridades de la Administración Trump es presionar a Europa para que adopte una política radical en materia de libertad de expresión, más cercana a la que prevalece en Estados Unidos —una vez más, especialmente en lo que respecta al discurso de extrema derecha— y no solo en las redes sociales. Otra prioridad es normalizar las relaciones con Rusia o, como dice el documento, “restablecer la estabilidad estratégica con Rusia”. Aunque no se menciona explícitamente al país como futuro aliado, está claro que la Administración Trump tampoco considera a Rusia como un adversario.
El actual Gobierno estadounidense cree que la mejor manera de garantizar su seguridad nacional es destruir la democracia liberal en Europa
En un sentido más amplio, la estrategia de seguridad nacional se inspira menos en los glorificados Estados Unidos de la década de 1950, que a menudo se consideran el ideal detrás del lema “Make America great again”, que en la doctrina Monroe de 1823. Articulada por el presidente James Monroe, esta doctrina advertía a las potencias europeas que no interfirieran en el “hemisferio occidental” (es decir, América), que él declaró como esfera de interés de Estados Unidos. El documento político de la Administración Trump promete “afirmar y hacer cumplir” un “corolario Trump” de la doctrina Monroe, que implica que Estados Unidos “reclute” a países de todo el mundo que quieran ayudar a salvaguardar los intereses nacionales estadounidenses.
Nada de esto es necesariamente nuevo: pensemos en el discurso de JD Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich de 2025, en el que el vicepresidente lanzó un ataque ideológico contra el modelo democrático europeo. Pero quizás ahora que se ha publicado en un documento oficial, los líderes europeos comprenderán por fin que “papi” va en serio. Y, si el documento les resulta demasiado largo o impreciso, permítanme resumirlo en términos claros y concisos: el actual Gobierno estadounidense cree que la mejor manera de garantizar su seguridad nacional es destruir la democracia liberal en Europa. En otras palabras, Estados Unidos no es (solo) un aliado renuente, es un adversario dispuesto. Es hora de actuar en consecuencia.
Cas Mudde es profesor de la cátedra Stanley Wade Shelton UGAF de Asuntos Internacionales en la Universidad de Georgia, Estados Unidos, y autor de 'The Far Right Today' (La extrema derecha hoy).

ElDiario.es Internacional

Cadena SER
Noticias de España
Antena 3 Noticias Mundo
RTVE Mundo