Por muchos años, diferentes aeropuertos funcionaron como máquinas logísticas: estructuras amplias, pasillos largos y poca identidad visual. Sin embargo, desde hace varias décadas, arquitectos de renombre como Norman Foster, Richard Rogers o Renzo Piano comenzaron a darle una nueva dimensión estética a los terminales mientras mantenían su operatividad, así como las diferentes administraciones se han enfocado en implementar modelos ambientalmente sostenibles.

Entre los ejemplos más célebres se encuentran la Terminal 4 del aeropuerto de Madrid‑Barajas, diseñada por Rogers y Lamela con techos ondulantes de bambú y columnas piramidales de colores formando un arcoíris interior, todo bañado por luz natural y un amplio uso de materiales cálidos

The Points Guy.

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