El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado una orden ejecutiva que impone un arancel del 50% a las importaciones de productos de cobre. Esta medida entrará en vigor el 1 de agosto. La Casa Blanca ha indicado que esta decisión responde a preocupaciones sobre la seguridad nacional, ya que el aumento de las importaciones de cobre y la sobrecapacidad global amenazan la industria local.
Los aranceles se aplicarán a productos semiacabados de cobre, como tuberías, alambres y láminas, así como a productos derivados que utilizan cobre de manera intensiva, como accesorios para tuberías y componentes eléctricos. Sin embargo, se han excluido de esta medida ciertos insumos básicos, como minerales de cobre, concentrados, cátodos y ánodos, que no estarán sujetos a aranceles, aunque estarán bajo controles especiales.
La administración Trump ha argumentado que las prácticas desleales de competidores extranjeros, como subsidios estatales y regulaciones ambientales laxas, han contribuido a la sobreproducción de cobre. Además, se ha establecido que el 25% de la chatarra de cobre de alta calidad producida en Estados Unidos debe ser comercializada internamente, con el objetivo de fortalecer la industria nacional.
Trump también ha autorizado al Secretario de Comercio, Howard Lutnick, a implementar un proceso para incluir más productos derivados del cobre en los aranceles. Se prevé que esta medida aumente la capacidad de refinación en Estados Unidos y garantice un suministro adecuado de insumos a los fabricantes locales.
Chile, como principal productor de cobre, envió a Estados Unidos 5,600 millones de dólares en cobre en 2024, lo que representa el 11.1% del total de sus exportaciones. A pesar de los nuevos aranceles, los cátodos y secciones de cátodos refinados, que son la mayor parte de las exportaciones chilenas a Estados Unidos, quedarán exentos.