Donald Trump no negocia, impone. La relación comercial entre México y Estados Unidos ha dejado de ser un diálogo entre socios para convertirse en una dinámica de sumisión. Cada arancel impuesto no es solo una medida económica, sino una ofrenda exigida para mantener la “amistad” de Washington.
México ha evitado un colapso inmediato. Eso es cierto. Pero lo ha hecho cediendo soberanía regulatoria y aceptando reglas impuestas unilateralmente. Pagar 25% de arancel por autos y fentanilo, y 50% en acero, aluminio y cobre no es una victoria; es un rescate pagado con sangre económica.y
La narrativa de Trump está a la vista: los aranceles fortalecen a Estados Unidos. No importan los tratados ni las reglas de la OMC; importa la percepción de fuerza. México, una vez más, se acomoda en la lógica del