La política de Donald Trump hacia África es activa, oportunista y está marcada por las relaciones personales. El presidente estadounidense no va a ignorar al continente africano, pero actuará de forma selectiva. Sus objetivos son evidentes: asegurar acuerdos y cadenas de suministro de minerales y, especialmente, competir con China.

Cuando Ruanda y la República Democrática del Congo firmaron un pacto de paz, negociado por Trump, que cuenta con minerales críticos para la elaboración de productos electrónicos, el presidente declaró a la prensa que la alianza permite a Estados Unidos obtener "muchos de los derechos mineros del Congo".

Si bien este documento no cede específicamente ningún derecho minero a Estados Unidos, incluye un marco "para expandir el comercio exterior y la inversión

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