Medio enterrada bajo enredaderas y siglos de silencio, una fortaleza maya perdida ha resurgido en la selva Lacandona—con sus plataformas en ruinas y muros blanqueados contando la historia de una ciudad rebelde que resistió la conquista española durante más de 100 años.
De los archivos coloniales a las sombras satelitales
La ciudad no debía ser encontrada nunca más. Tras su caída en 1695, los españoles la rebautizaron como Nuestra Señora de Dolores y luego la abandonaron a la selva. Con el tiempo, los árboles devoraron sus muros, los ríos cambiaron de curso y la memoria misma de su ubicación se desdibujó hasta convertirse en mito. Durante generaciones, la ciudad maya conocida como Sak-Bahlán —“Tierra del Jaguar Blanco”—vivió solo en fragmentos coloniales: la carta de un fraile, la que